Capítulo 37: Buscando a Alaska.
- M.
- May 3, 2021
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Tengo dos cosas muy claras: siempre les digo que no leo este tipo de libros, pero llega el día en el que los leo y siempre les termino rescatando algo. Al parecer, en este género, muchos libros tienen la fortaleza de moverle algo al lector. No se si sean los elementos de familiaridad, del drama o de la lucha, retratada en cada una de las páginas, de la inalcanzable idea de la felicidad en una sociedad increíblemente infeliz. Me parece curioso, de vez en cuando, como estos mensajes aparecen en un libro que tiene una audiencia dirigida a menores de edad. Así que sí, más allá de cualquier cosa, se me hace interesante leer acerca de personajes que tengan la facultad de despertar lo que yo tenía mucho antes: un poco de ingenuidad y de esperanza.
Este es un libro que narra una historia: la de Miles Halter, con un poco de Alaska Young. El primero, con una vida completamente ordinaria: pocos amigos y carencia absoluta de vida social. A primera vista, una persona completamente introvertida. ¿La segunda? Un huracán donde hay ausencia de vida... No tengo dudas, la vida misma se pudo haber asustado, creería yo, de haber conocido a este personaje.
En un lugar poco pensado, en un internado alejado de la realidad de sus vidas, como protector de lo que pasaba más allá de las fronteras, Miles conoce a Alaska, a Chip “El coronel”, a Takumi y a Lara. Su realidad cambió de la noche a la mañana: tal vez la tristeza y la soledad que acompañaba su vida no iba a durar para siempre.
Esta es la historia del crecimiento personal, del escape de la vida, de la lucha, del amor, de la amistad y de la felicidad como finalidad en un internado en Alabama. Creería yo que esta es una historia que muestra los dos lados de la vida: el lado bueno y el lado malo. Muestra, con poco esfuerzo, pero gran desempeño, como se puede desencadenar la vida de cuatro individuos diferentes, de contextos diferentes, en situaciones similares. Nos muestra cómo al final hay una fuerza que nos une, sin separarnos; normalmente, la llamamos amor.
En mi opinión personal, “buscando a Alaska” es como leer un diario: lees una página y de la nada te sientes viviendo otra vida, sin dejar ir entusiasmo alguno de estar perdiendo la tuya en ese exacto, preciso, momento. Es, en síntesis, la vida de un niño llamado Miles, que se enamora de la vida y de lo que se encuentra al perder la misma. Es una historia tan real y tan tangible; le muestra al lector la existencia del ser humano, lo efímero dentro de su propia existencia, su manera de amar y de aceptar un duelo.
“Buscando a Alaska” es un libro que nos deja clara la habilidad que el ser humano tiene para marcar su existencia en alguien más. Somos la esencia de los que amamos; creo que de eso se compone la vida dentro de nosotros mismos. Y, realmente, por más que nos vayamos del plano físico, nuestra existencia siempre va a durar lo que duremos en la mente ajena. En otras vidas es donde, al final del día, vivimos.
Poco leo estos libros... curiosamente, siempre encuentro algo que rescatar de ellos. En este caso en particular, creo que el regalo más grande es el sentir. Sentir lo que pocas veces se siente, recordar lo que es amar, lo que es vivir... ¿la única diferencia? Con otra perspectiva, otra vida.
Tengo muchos conflictos por cómo se termina el libro y por lo que pasa en la segunda parte del mismo. No obstante, se le puede encontrar cierto gusto, en caso tal de que el lector sienta un atractivo hacia este tipo de libros.
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